¡Los Primos de Cancún! (IV)

Pepo

El Pepo... Qué les puedo decir del Pepo, más que es el primer machito que tuvieron en casa y que las volvió locas con sus travesuras.

Me cuenta mi comadre que regresando de visitar a una amiga en una zona bastante alejada de casa, con la radio encendida y los vidrios arriba, de pronto Frida exclamó: "¡Un gatito!"... "¿Dónde?", dijo Lupita... "No sé, escuché maullar a un gatito".

Y ahi me tienes, comadre... corazón de pollo, que doy la vuelta a la camioneta y me estaciono. Para ver de dónde venìa el llanto saqué mi ultra lámpara para alumbrar y nos dedicamos a buscar en un pequeño parque... y nada... ¡pero cada vez escuchábamos más fuerte el maullido del gatito!

De repente, volteamos hacia el camellón de enfrente y dedujimos que de ahí provenía el sonido, así que Frida cruzó la calle y en cuanto se llegó a la orilla del camellón, el cual estaba con monte como de un metro de alto, alumbró y ahí lo vió. Era gatito que estaba en medio del camellon, en la base de la torre, protegido donde no habìa hierba... y en cuanto vió la luz y Frida lo empempezó a llamar, que corre el gato a los brazos de ella.

Así llegó Pepo a nuestras vidas. Cabe mencionar que habíamos decidido DARLO EN ADOPCIÓN, porque como ya teniamos tres gatos más, uno más resultaría caótico. Al otro día lo llevé a la veterinaria porque le sentí algo de temperatura y además tenía la colita lastimada, como quebradita. Era sábado y nuestra veterinaria no estaba accesible y lo llevamos con otro médico, quien nos dijo que la calentura se debía a una infección y por parásitos, y su cola tenía forma rara porque lo habían mordido, pero que de resto, el animalito estaba muy bien.

¡Ah, pero bueno, la adopcion! Le pedimos a una amiga que nos ayudara a colocarlo porque ya no queriamos tener más hijos, y como sólo teníamos gatas no queríamos tener un macho por aquello de los olores y la marcada de territorio.

En fin que el condenado Pepo nos ganó el corazón de pollo, y cuando nuestra amiga nos dijo que había encontrado casa para él nada más nos quedamos viendo y las làgrimas nos rodaron de los ojos.

-¿Segura que quieres darlo ena dopcióon?, le pregunté a Frida.

-No.

-Quédatelo.

Y así se quedó Pepo con nosotras. ¡Además era PRECIOSO! Y aún lo es, aunque de repente ya le da por ser un señorón con mal genio, ¡pero sigue siendo un encanto de gato!

¡Ah, y es el único que habla español! Porque lo llamo por su nombre y viene. No sé si los demás hablan chino o polaco porque ni caso hacen, sólo Pepo responde siempre a mi llamado.