Los lunes son días difíciles para mí, o al menos así me gusta creerlo. Y nada mejor para el comienzo de un día difícil que encontrarte con algo que te haga sonreír. Nuestra querida amiga Silvia Cortés, quien lleva ardua labor a favor de los animalitos, siempre nos hace llegar noticias, a veces no tan buenas, del tema que tenemos en común, que es el de tratar de concientizar a nuestros congéneres de que la paz no sólo debe existir entre la raza humana, sino también con las demás especies del mundo animal y vegetal.
Esta vez nos envió una nota que apareció en la web del Periódico Express de Tepic, Nayarit y cuyo encabezado lleva por título "Mitos de la Naturaleza":
Es frecuente encontrarnos con ideas que, a pesar de no tener fundamento científico o al menos comprobable, persisten como parte del “conocimiento” de las cosas. Este es el desafortunado caso del supuesto daño que nos puede causar a las personas el tener contacto con perros y gatos.
Cuando yo estaba embarazada, hace 10 años, una amiga me dijo afligida que tuviera cuidado, pues seguramente mis ovarios estarían llenos de pelos de gato. Me quiebro la cabeza pensando cómo es que alguien inteligente puede concebir la idea de que los pelos de gato, o de cualquier animal, lleguen a depositarse en los ovarios de una mujer. Aun suponiendo que me gustara tragarlos a cucharadas o los inhalara con popote, ¿como pasarían del tracto digestivo o de los pulmones a los ovarios? Este es uno de tantos “milagros” que les adjudican a los gatos.
Cuando nació mi hija no faltó quien, con toda buena intención, me recomendara que me “deshiciera” de mis animales. Bueno, no son de- sechables. Tengo una hija particularmente sana, que lo más raro que ha adquirido en su diaria convivencia con perros, gatos, pelicanos y tortugas, es que sabe trepar como mono mejor que otros niños. Afortunadamente también tiene la oportunidad de pasar tiempo con caballos, borregos y patos. No sufre de alergias ni tiene sarna, y seguramente no desarrollará pelos en los ovarios. Eso sí, tiene letra de patas de araña.
Indudablemente existen enfermedades transmisibles de los animales a los humanos, y viceversa, lo cual se llama zoonosis. Sin embargo, como medida de salud pública, lo correcto es informar a la población de lo que puede y debe hacer para evitar contagios. Buenos hábitos de higiene personal y buen cuidado de sus mascotas: bañarlos con regularidad, desparasitarlos, vacunarlos, controlar las pulgas y garrapatas, recoger sus “cacahuates” para no perjudicar a los vecinos, y controlar su multiplicación, o sea, esterilizarlos.
Los gatos y los perros causan problemas cuando sus dueños no se ocupan de ellos, y/o cuando no tienen dueño que se ocupe de ellos. El principal problema es que son demasiados, porque se reproducen tanto y tan eficientemente, que no puede haber suficientes “guardianes” para ellos. Nótese que actualmente se prefiere usar el término guardián en vez de “dueño”. Esto es reflejo de que las sociedades modernas hemos ido comprendiendo que nuestras mascotas no son objetos, sino compañeros.
La convivencia sana con los perros y gatos es buena. Nuestros animales domésticos nos dan un enlace con la naturaleza, cuando nos permitimos observarlos con el mismo respeto que le otorgaríamos a los animales salvajes. Bueno, los perros y los gatos fueron salvajes, y los domesticamos. No perdamos la capacidad de valorarlos, y disfrutar su compañía.
(*) La página web no refiere el nombre del autor(a) de este artículo
Por nuestra propia experiencia coincido con quien redactó este artículo, aunque pensándolo bien sí padezco de algo relacionado con los pelos: gracias a que desde hace algunos años decidí no peinarme más, para lo cual procuro llevar la cabellera corta, siempre voy con el look que muestra Mafalda en la imagen que precede este texto.
Y algunos de nuestros gatos han tratado de acicalarnos, jalándonos y mordiendo el cabello de nuestras cabezas en su intento por peinarnos, pero creo que aún no logran su objetivo. Somos nosotras las que debemos evitar esto para que ellos no sufran de peores bolas de pelos en sus intestinos.
Esta vez nos envió una nota que apareció en la web del Periódico Express de Tepic, Nayarit y cuyo encabezado lleva por título "Mitos de la Naturaleza":
Es frecuente encontrarnos con ideas que, a pesar de no tener fundamento científico o al menos comprobable, persisten como parte del “conocimiento” de las cosas. Este es el desafortunado caso del supuesto daño que nos puede causar a las personas el tener contacto con perros y gatos.
Cuando yo estaba embarazada, hace 10 años, una amiga me dijo afligida que tuviera cuidado, pues seguramente mis ovarios estarían llenos de pelos de gato. Me quiebro la cabeza pensando cómo es que alguien inteligente puede concebir la idea de que los pelos de gato, o de cualquier animal, lleguen a depositarse en los ovarios de una mujer. Aun suponiendo que me gustara tragarlos a cucharadas o los inhalara con popote, ¿como pasarían del tracto digestivo o de los pulmones a los ovarios? Este es uno de tantos “milagros” que les adjudican a los gatos.
Cuando nació mi hija no faltó quien, con toda buena intención, me recomendara que me “deshiciera” de mis animales. Bueno, no son de- sechables. Tengo una hija particularmente sana, que lo más raro que ha adquirido en su diaria convivencia con perros, gatos, pelicanos y tortugas, es que sabe trepar como mono mejor que otros niños. Afortunadamente también tiene la oportunidad de pasar tiempo con caballos, borregos y patos. No sufre de alergias ni tiene sarna, y seguramente no desarrollará pelos en los ovarios. Eso sí, tiene letra de patas de araña.
Indudablemente existen enfermedades transmisibles de los animales a los humanos, y viceversa, lo cual se llama zoonosis. Sin embargo, como medida de salud pública, lo correcto es informar a la población de lo que puede y debe hacer para evitar contagios. Buenos hábitos de higiene personal y buen cuidado de sus mascotas: bañarlos con regularidad, desparasitarlos, vacunarlos, controlar las pulgas y garrapatas, recoger sus “cacahuates” para no perjudicar a los vecinos, y controlar su multiplicación, o sea, esterilizarlos.
Los gatos y los perros causan problemas cuando sus dueños no se ocupan de ellos, y/o cuando no tienen dueño que se ocupe de ellos. El principal problema es que son demasiados, porque se reproducen tanto y tan eficientemente, que no puede haber suficientes “guardianes” para ellos. Nótese que actualmente se prefiere usar el término guardián en vez de “dueño”. Esto es reflejo de que las sociedades modernas hemos ido comprendiendo que nuestras mascotas no son objetos, sino compañeros.
La convivencia sana con los perros y gatos es buena. Nuestros animales domésticos nos dan un enlace con la naturaleza, cuando nos permitimos observarlos con el mismo respeto que le otorgaríamos a los animales salvajes. Bueno, los perros y los gatos fueron salvajes, y los domesticamos. No perdamos la capacidad de valorarlos, y disfrutar su compañía.
(*) La página web no refiere el nombre del autor(a) de este artículo
Por nuestra propia experiencia coincido con quien redactó este artículo, aunque pensándolo bien sí padezco de algo relacionado con los pelos: gracias a que desde hace algunos años decidí no peinarme más, para lo cual procuro llevar la cabellera corta, siempre voy con el look que muestra Mafalda en la imagen que precede este texto.
Y algunos de nuestros gatos han tratado de acicalarnos, jalándonos y mordiendo el cabello de nuestras cabezas en su intento por peinarnos, pero creo que aún no logran su objetivo. Somos nosotras las que debemos evitar esto para que ellos no sufran de peores bolas de pelos en sus intestinos.
5 comentarios:
Holaaa, qué tal. Gracias por el banner, son muy amables. Ya los enlazé =). Ayer no pude porque estuve pendiente de una subasta jeeje.
Besos y amoooo este blog
Qué bonito blog! Me gusta mucho, no satura y es pintoresco.
En cuanto al post, tengo una linda gatita desde hace ya unos 8/9 años y una niña de 14 meses y jamás había escuchado lo de los pelos en los ovarios. Sí que me advirtieron de la toxoplasmosis pero, durante el embarazo fue mi marido el que se encargó de limpiar la tierra de la gata. De resto lo único que ha pasado es que la pobre minina se ha traumatizado por tener que aguantar una bebé que, aunque la quiere mucho, aún no controla su fuerza y expresa su amor tirando de su rabo. jeje!
Saludos!
Todos los mitos y miedos provienen de la ignorancia... Si asi fuera, yo debería tener pelos hasta en los riñones jaja
Excelente entrada!
Uff, esas historias sobre pelos en los ovarios son producto de la ignorancia, ni caso a esas coisas....
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