Kelly

Siempre nos ha gustado ver televisión y uno de nuestro programas preferidos durante el 2003 era The Osbournes, transmitido en MTV. Nos encantaba carcajearnos con el pobre Ozzy y, al mismo tiempo, sentir lástima por él debido a su estado... Aunque, pensándolo bien... ¿pobre?? ¡Ya quisiera yo vivir como él! También admirábamos mucho la rebeldía de su híja Kelly, debido a que Lida tuvo una novia cibernética que decía que se parecía a la Osbourne, lo cual quedaba en tela de juicio.

Pero andábamos fascinadas con la Kelly, y habíamos planeado que sólo íbamos a tener dos mascotas: una que se llamara Kelly y otra que fuera Bridget (por Bridget Jones... Lida decía que yo era como la Jones diciendo: "Ahora que tengo 30 años puedo controlar mi bebida"... y sin embargo, hasta la fecha me caigo al bajar de un coche después de una fiesta.

Anyway.... Emprendimos nuestro viaje a Cancún luego de que acordamos con Frida y Lupita que deseábamos una de las crías de La Negra. Esta es nuestra pequeña aún cuando vivía en Cancún:

Era una hermosa gatita con pelaje tuxedo, de dos meses, que no estaba ansiosa de cambiar de hogar... Pero eso fue lo que le ofrecimos: una casa y una ciudad distintas.

En fin, Kelly vino a alegrar el hogar y yo quedé fascinada con ella. Era mi gata. En una ocasión Lida me invitó a viajar en un tour que ella daba con la comapañía EF y tuvimos que encomendar a Kelly con mi suegra por 2 o 3 días. Yo sólo me la pasé pensando en cómo estaría mi gata.

En la actualidad, Kelly ya tiene 3 años y decidió tener su propia alcoba: el baño. Ahí come y duerme en las noches. Tal vez quisiera pasar más tiempo ahí encerrada, pero nosotras consideramos que eso no es saludable. Así que durante el día tiene que estar afuera soportando a los 22 restantes.

Esta es Kelly en su etapa cibernética: adoraba bloquearnos el teclado o dormir debajo del monitor.

¡¡Pajaritos!!

En uno de los viajes de mi hermana, esta nos pidió cuidar de sus mirlos. Decidimos traerlos a casa pero resultaron un bello tranquilizante para Kelly. Por ese entonces Kelly contaba con 5 meses y el veterinario que la veía (el Dr. Loría, a quien no recomiendo) estimó que era buena ocasión para esterilizar a la gata. Le hicimos caso y como tratamiento postoperatorio debíamos administrarle un antibiótico.

Gracias a los mirlos pudimos hacerlo, ya que cuando Kelly contemplaba a los alados podíamos hacer que bebiera el medicamento. Lamentablemente, los pájaros se pasaron un tiempo sin cantar.