Dixie

Domingo 4 de junio/2006... Nervios... espectación... ¡carreras!

¡Carmela estaba en labor!!!

La naturaleza hace lo suyo, pero a mí siempre me ha puesto muy nerviosa eso de esperar a que algún animalito termine de parir.

En casa tuvo una cría pero después de esa sentimos que había pasado mucho tiempo y decidimos encomendarnos a San Irwing. Era demasiado para nosotras. Colocamos a Carmela y su cría en una maleta que habíamos acondicionado para que diera a luz y nos encaminamos en taxi hacia la veterinaria. Ese día no pasó nada más, pero al siguiente, el veterinario ya tomó la decisión de realizar una cesárea.

Cuatro bichitos más salieron... pero sólo tres superaron los primeros días. Francamente no teníamos muchas esperanzas con esos gatitos. No sabíamos cómo se había alimentado Carmela durante la primera etapa de gestación. Mientras estuvo con nosotras las últimas 3 semanas se super alimentó con Growth (de Royal Canin), que es el recomendado para gatas embarazadas; pero antes de eso ni siquiera sabemos si logró ingerir nutrientes adecuados.

Pero esas tres crías, a pesar de que se les notaba muy pequeñas, sí tenían ganas de vivir porque se prendían ferozmente de su madre. Lida estuvo extra pendiente de ellas, porque a una, al parecer la más pequeña y débil, la obligaba a sorber leche de Carmela.

No queríamos ponerles nombre. Irwing nos advirtió que el peligro no había pasado y que cualquier cosa podía pasar.

Aunque vivíamos a la expectativa, siguieron pasando los días y al fin nos animamos a bautizarlas. Por el pelaje sabíamos que eran niñas, y finalmente las llamamos Dixie, Pixie y Trixie.

Pero las pequeñas sí tuvieron un inconveniente: debido a la humedad sufrieron una infección en la piel que les abarcó hasta los ojos. Lamentablemente las tres tienen la visual muy reducida y casi a diario hay que limpiarlas porque tienen mucha secreción.

La primera fue Dixie y es quien más tiene perjudicada la vista...pero la nariz le funciona perfectamente. Le decimos "Naricitas". Y cuando se siente desorientada comienza a ladrar, como si fuera perrito.







En ese entonces únicamente contábamos con las cámaras de nuestros teléfonos celulares y casi no tenemos material para ofrecer de esa época de su vida, pero quiero asegurarles que Dixie, Pixie y Trixie han sido las gatitas más queridas y deseadas de este mundo. No conocen la maldad ni saben qué es tener hambre. Lo tienen todo. Nos tienen a nosotras.