Fergie llegó junto con Cindy. Cuando salió de la veterinaria se llamaba Chucha, porque fue el nombre que le dieron ahí debido al gatito-mascota que tenía el mismo pelaje que ella.
Como les comenté en la historia de Cindy, Chucha hizo buenas migas con la chirmoleada y nos dio pena tener que separarlas. Para evitar tal cargo de conciencia, decidimos adoptarla también.
"No se va a llamar Chucha, ¿verdad?", decía Lida. "Claro que no", yo le respondía, porque tampoco me gustaba el nombre. Y estuvimos varios días analizando cómo la llamaríamos. Y durante el mientras me gustaba llamarla Almendrita.
"No se va a llamar Almendrita", espetaba mi contraparte. Y sin hacer caso a sus réplicas, Almendrita Azucarada dormía en mi cuarto.
Yo sé, creo que las almendras azucaradas no existen (al menos en nuestro medio), pero la gatita era tan graciosa que me encantó ese nombre para ella. Y como continuaba con su problema en la piel (una especie de dermatitis), pues también la llamaba Almendrita Garapiñada.
Ese problemita cutáneo se le fue corrigiendo gradualmente, por lo que le hicimos el comentario al Dr. Irwing que hubiera podido deberse a un estress ocasionado por estar mucho tiempo enjaulada, ya que el animalito le daba por correr y jugar durante horas. "Es muy probable que ustedes tengan razón en eso", nos dijo Irwing, "me alegra mucho que su piel esté mejorando".
Pero Almendrita jugaba sola, y nos pareció prudente que ya conociera a las Ixies y a Bailey. Cindy era una gata adulta y no se prestaba mucho tiempo a los juegos de la Almendra. Como era de esperarse, primero hubieron gruñidos y recelo, pero encontró en Bailey su principal compañera de juegos.
Al fin concordamos que no se llamara Almendrita, y pasó a ser Fergie, como la cantante de Black Eyed Peas.
La seguí llamando Almendrita, como hasta la presente fecha.
Ese problemita cutáneo se le fue corrigiendo gradualmente, por lo que le hicimos el comentario al Dr. Irwing que hubiera podido deberse a un estress ocasionado por estar mucho tiempo enjaulada, ya que el animalito le daba por correr y jugar durante horas. "Es muy probable que ustedes tengan razón en eso", nos dijo Irwing, "me alegra mucho que su piel esté mejorando".
Pero Almendrita jugaba sola, y nos pareció prudente que ya conociera a las Ixies y a Bailey. Cindy era una gata adulta y no se prestaba mucho tiempo a los juegos de la Almendra. Como era de esperarse, primero hubieron gruñidos y recelo, pero encontró en Bailey su principal compañera de juegos.
Al fin concordamos que no se llamara Almendrita, y pasó a ser Fergie, como la cantante de Black Eyed Peas.
La seguí llamando Almendrita, como hasta la presente fecha.
Y siempre le digo: "Almendrita azucarada... Almendrita alborozada!!!". Lo curioso es que la gatita no nos hace caso cuando la llamamos como Fergie.
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