Argus

El verano en Mérida es extremadamente caluroso, y aunque algunas noches de plenilunio han sido agradables, durante el día requerimos de "refrescarnos". Al fin era viernes y el heladero desde lejos nos atormentaba con su campana, por lo que decidimos atajarlo y hacer una compra de emergencia. Mientras Lida esperaba a que el ventero le surtiera tan preciado producto, nuestra vecina y su hija se acercaron a ella para darle "su regalo de cumpleaños".

Entre broma y guasa resulta que la pequeña Alejandra rescató a un gatito en su escuela, al cual, según sus palabras "lo iban a matar". Lo peor de la situación (para nosotras) era que el gatito aún no había destetado; ya abría los ojos, pero todavía no caminaba ni hacía sus necesidades por sí mismo.

Pues qué más íbamos a hacer sino acogerlo y sacarlo adelante. Pero afortunadamente todo salió bien. El pequeño Argus se adaptó increíblemente a la nueva situación. Los primeros días lo llevábamos al trabajo debido a que tenía que tomar una o dos veces su alimento.

Es increíble lo rápido que crecen y se adaptan cuando las condiciones son buenas. Este es el resultado... y sigue creciendo:

Nuestra preocupación de siempre es cómo van a tomar los demás gatos la presencia de un gato nuevo (en este caso, un bebé). Afortunadamente las relegadas de nuestras habitaciones acogieron, tanto a Argus como a Ralphie, con agrado, sobre todo las Tortuguitas (Cindy, Mindy y Windy), en especial Mindy, ya que al parecer le gustan muchos los bebés:

Windy todavía tiene a sus nenés, pero si Argus o Ralphie se acercan a ella los acicala y juega un poco con ellos.